El Teatro Real despide el año con una nueva producción de Rigoletto, de Giuseppe Verdi
Miguel del Arco, responsable de la puesta en escena, ha creado una producción que indaga en la angulosa personalidad del personaje titular, víctima y verdugo, maltratado y maltratador, convirtiendo la obra en un descorazonador retrato de nuestra sociedad actual, complaciente con las actitudes más espurias y crueles.
La sed de poder -voraz, cegadora e insaciable- crea monstruos que aglutinan a su alrededor, con avasalladora fuerza centrípeta, una sociedad servil y gregaria que normaliza las situaciones más atroces, aceptando, enmascarando y hasta aplaudiendo la crueldad, la humillación, el estupro, la calumnia, la violencia o la venganza. Solamente el amor puede sobreponerse a la deshumanización del alma, abriendo una brecha de luz y esperanza en el mundo oscuro del Rigoletto verdiano, que Miguel del Arco nos acerca.
La espectacular escenografía de Sven Jonke y el sugerente diseño de luces de Juan Gómez-Cornejo acompañan las tensiones del drama y las contradicciones, pasiones y sentimientos de los personajes, retratados con los potentes figurines de Ana Garay.